Ahora que proliferan los subterfugios artísticos alternativos, locales underground y nos infiltramos en periferias creativas en busca de nuevas sensaciones experimentales, alejándonos de los de siempre, de los mamuts sagrados, insulsos y amancebados por subvenciones estatales, me viene a la memoria la ya desaparecida BODEGA BOHEMIA, en la calle Lancaster, en pleno barrio chino de aquella Barcelona preolímpica. Un oscuro, rancio y decadente café teatro con una orquestina y piano de pared con el que tocaban Morena, la de los rojos claveles, un garito con pocas mesitas y muchas cicatrices de posguerra.
A la entrada había colgado un cartel que decía: «Bodega Bohemia, donde los artistas nacen», pero la realidad era mas bien la contraria, últimos estertores de personajes fugados de algún film de Fellini tocados por el olvido artístico de la época dorada de cabarets y music halls del Paralelo Condal; Teatro Arnau, El Molino, Barcelona de noche o la Bodega Apolo.
Fontaneros cantores, pianistas jubilados, esperpénticos artistas de variedades y locas travestidas que cuando no estaban en el escenario, eran figuras anodinas, gente anónima del barrio. En el escenario se turnaban con su música y actuaciones: habaneras, pringosos boleros, pasodobles, tangos mediterráneos, flamenco acoplillado, coplas arranciadas, etc. Actuaciones llenas de melancolía y que arrancaban aplausos sinceros de los convecinos del barrio y de algún que otro bohemio trasnochado igualmente melancólico y con resaca de tiempos pretéritos.
Una noche de juerga, un grupo de jóvenes visitamos la bodega bohemia en plan de coña, como contrapunto excitante porque había música en directo de artistas en la tercera edad, lentejuelas, humo de tabaco y mucha caspa. Me hacía sentir entre bien y mal pero nos lo pasamos en grande imitando y ridiculizando con nuestra actitud altanera, festiva y desinhibida el destartalado ambiente kitch de desguace social que allí reinaba. !Pecados de juventud!, sirva el presente de contrición.
Ya veremos en nuestras postrimerías sociales si seremos capaces de llevarlas con la misma dignidad que los artistas y público que frecuentaron durante tantos años la BODEGA BOHEMIA, !donde los artistas nacen!.

© IGNACIO LÓPEZ 2006

Carpe diem. Tempus fugit.

Un comentario en “LA CUPLETISTA DE LA BODEGA BOHEMIA

  1. Es muy grato para mi leer sin pizca de desperdicio y dando toda la razón al escritor de esta publicación ,pues por mi juventud pasaron toEs muy grato para mi leer sin pizca de desperdicio y dando toda la razón al escritor de esta publicación ,pues por mi juventud pasaron todos estas verdades recuerdos de otro tiempo,de mi pasado joven,alegre y sin malicia,solo aprendíamos de la vida,pongamos que hablo del año 1963,yo con 20 años,un saludo para todos aquellos que en aquel tiempo nos deleitabamos con aquellos artistas decadentes pero con una gran dignidad y tambien para ese local de la calle Lancaster hoy en día desaparecido y tan querido para mi llamado café teatro la BOHEMIA.dos estas verdades recuerdos de otro tiempo,de mi pasado joven,alegre y sin malicia,solo aprendíamos de la vida,pongamos que hablo del año 1963,yo con 20 años,un saludo para todos aquellos que en aquel tiempo nos deleitabamos con aquellos artistas decadentes pero con una gran dignidad y tambien para ese local de la calle Lancaster hoy en día desaparecido y tan querido para mi llamado café teatro la BOHEMIA.

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